Entre el 70 y el 80% de los encuestados confirma que tiene muchas ganas y desea seguir viajando después de que pase la emergencia sanitaria, aunque tiene dudas sobre a dónde y cómo. “Algunos se inclinan por no alejarse demasiado de casa, si bien siempre y cuando el destino y la forma de viajar hasta él cumplan los requisitos de seguridad sanitaria. Sobre todo, necesitan garantías de que no están corriendo riesgos innecesarios”, afirma Francesc Escánez, director del grupo Atlántida Viajes, empresa que realizó el estudio entre sus clientes. La empresa, con sede en Barcelona, integra el turoperador Southern Cross y cuatro agencias y está especializado en viajes de lujo personalizados.
Una de las principales preocupaciones es que haya destinos en los que no les permitan la entrada por proceder de España, ya que se encuentra entre los países con mayor número de casos per cápita. “Es por esta razón que la confianza en la gestión y recomendaciones de la agencia especializada, y el trato cercano y sincero con el cliente serán más necesarios que nunca”, apunta Escánez.
Naturaleza antes que urbes
Los destinos con espacios abiertos e inmersos en la naturaleza tomarán este año una clara ventaja sobre otros tipos como ciudades donde las visitas culturales a museos o monumentos propician en mayor grado las aglomeraciones.
Los clientes priorizarán también ciertos aspectos de la cotidianidad del viaje donde antes eran más flexibles, hoteles pequeños en vez de grandes resorts; villas donde impere la privacidad; comidas íntimas y a la carta en vez de buffet; y, para los que se lo puedan permitir, servicios más exclusivos como vuelos en aviones o yates privados, así lo demuestra la creciente demanda de los mismos en estos últimos meses de pandemia.
Escánez apunta: “La gran mayoría de nuestros clientes planea sus viajes de ocio para la segunda mitad de año, es decir, a partir de agosto. Ante esta situación de cambio constante, es complicado predecir cuándo podremos retomar una cierta normalidad, sin embargo, parece poco probable que esto suceda antes del mes de septiembre.”
Todo apunta a que la adaptación a esta nueva realidad y la anticipación a las exigencias de sus clientes será el gran reto de las agencias, en un escenario en el que "el viajero confiará más que nunca en los especialistas para planear unas vacaciones esperadas pero inmerso en una incertidumbre sin precedentes", puntualiza Escánez.
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